Cómo salir reforzado de una lesión

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Raro es el jugador que no ha tenido una lesión importante, pero un parón forzado no deja de ser una ocasión única para aprender y progresar.

El fútbol es pasión, sudor, diversión. Entrenamientos, partidos, goles, paradas… Pero también molestias físicas y parones forzados. Tanto en el fútbol base como a nivel profesional, raro es el jugador que no ha tenido una lesión importante a lo largo de su carrera. Saber gestionar correctamente este tipo de situaciones es clave para cualquier deportista. No se trata solamente de volver a la competición cuanto antes. También es cuestión de sacarle el máximo partido a una lesión y de entenderla como una ocasión única para aprender y progresar.

“Intentamos que el jugador pierda el menor tiempo posible. La sensación de que no está aprovechando ese parón sería perjudicial para su propia recuperación “, explica Rodrigo Revilla, preparador y readaptador físico en la Academia de Alto Rendimiento Marcet. “Si la lesión es grave y no se puede trabajar directamente sobre su recuperación, siempre se pueden entrenar otras estructuras que no se ven afectadas”.

La regla número uno es no perder tiempo. Cada día es posible progresar, incluso con una pierna escayolada. Según Revilla, “desde el momento en que se produce la lesión se pone en marcha un proceso de aprendizaje constante. Por ejemplo, aprovechando el tiempo para tareas que normalmente no se realizan tan a menudo, como sesiones de táctica, videoanálisis o psicología deportiva”.

El componente psicológico es fundamental. Una lesión puede causar depresión y ansiedad en el futbolista, y eso puede bajar sus niveles de autoconfianza. “Algunos jugadores están muy hundidos y sin motivación alguna, lo cual influye negativamente en el proceso de recuperación”, señala Héctor Canyelles, psicólogo deportivo Marcet. Su Departamento lleva a cabo intervenciones individuales con lesionados de larga duración cuyo objetivo es averiguar su estado emocional. “Queremos conocer sus sensaciones para ayudarles a encarar el proceso de recuperación de la mejor forma. Les escuchamos, dejamos que se desahoguen y les ofrecemos nuestro apoyo“.

Es importante que los jugadores lesionados sientan que están atendidos, que se trabaja con ellos y que no han dejado de entrenarse, aunque ya no lo hagan como antes. Es fundamental que el futbolista se sienta parte del grupo y tenga un objetivo, a corto o a largo plazo. Como indica una investigación de Abenza, Olmedilla, Ortega, Ato y García-Mas, la clave es optimizar el estado psicológico del futbolista y aumentar su nivel de adherencia al programa rehabilitación.

Trabajo en equipo

El protocolo de atención a jugadores lesionados tiene que ser interdisciplinario. Al margen de las eventuales intervenciones médicas y quirúrgicas, en el proceso de recuperación interviene todo el cuerpo técnico, desde los entrenadores a los analistas. Aunque quienes más de cerca siguen la evolución del futbolista tienen que ser los fisioterapeutas y los readaptadores.

Los ‘fisios’ suelen estar más presentes en las primeras etapas de la lesión, en las fases más agudas. Son los encargados de bajar las inflamaciones y favorecer la regeneración de los tejidos. A partir de ahí, cuando el jugador ya ha ganado un grado de movilidad y de competencia funcional adecuado, ya pasa a estar en manos del readaptador y empieza con él un reentrenamiento físico y funcional de toda la parte futbolística: carrera, marcha, gestos técnicos con balón, puesta a punto a nivel fisiológico, valores de resistencia y fuerza previos a la lesión… “Pero no sólo el ‘fisio’ forma parte de la primera fase de la lesión, ni el readaptador de la segunda”, explica Revilla: “Tiene que haber un ‘feedback’ diario para que todas las partes tengan un conocimiento adecuado de la situación, incluyendo a entrenadores y psicólogos”.

¿Y quién decide cuándo un jugador está listo para volver a la dinámica de grupo? “Todos los especialistas implicados tienen que opinar, pero al final es el propio futbolista el que tiene que sentirse bien. Varios estudios -como el de Ernst, Saliba, Diduch, Hurwitz y Ball– demuestran que, cuando el jugador sufre una lesión, todo su aparato locomotor y su biomecánica de carrera sufren una modificación. El organismo se altera para evitar el dolor y las molestias. Readaptar significa precisamente volver a la dinámica anterior, y para eso es imprescindible que el jugador se sienta seguro. Si no tiene confianza y no recupera su normal biomecánica, el riesgo es que caiga en otro tipo de lesión”.

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