El Arte del Regate

Andre Ali-Gayapersad es un talento canadiense que crece y se forma en España y ya representa a su país en el fútbol internacional.

Con un juego vistoso, lleno de creatividad y desborde, Andre Ali-Gayapersad se ha convertido en una promesa del fútbol canadiense. Desde su formación en Marcet hasta su participación en el CF Damm, uno de los mejores clubes formativos de Cataluña, el joven futbolista ha trabajado sin descanso para cumplir sus metas. Su talento también le ha abierto las puertas de la Selección Sub-17 de Canadá, con la que aspira a disputar el Mundial de la categoría.

Su estilo de juego se define por la técnica y la visión. “Soy un jugador entretenido de ver, me gusta el regate y el juego asociativo. Creo que tengo buena capacidad para crear oportunidades de gol”, explica Andre. Sin embargo, también reconoce que el camino hacia la élite exige un aprendizaje constante: “Quiero seguir mejorando en todos los aspectos, pero sobre todo en mi físico. Necesito fortalecerme para adaptarme a cualquier tipo de juego”.

En 2021, llegó a Marcet con la intención de perfeccionar su fútbol y dar un salto en su carrera. Durante su estancia, que se extendió hasta 2022, no solo creció en lo deportivo, sino que adquirió herramientas fundamentales fuera del campo. “Marcet me enseñó a ser independiente. Nos ayudaban con el colegio, con el idioma… pero lo más importante fue la gente que conocí. Los compañeros se convierten en hermanos para toda la vida”, destaca el mediapunta canadiense.

Desde el primer momento, sus entrenadores en Marcet detectaron que su talento técnico estaba por encima de la media, pero que su físico podía suponerle un reto en el futuro. Carlos Rivero, director deportivo de la academia, recuerda: “Andre llegó a nosotros a través de un curso intensivo y nos dimos cuenta de que tenía muchísima calidad. Sin embargo, físicamente tenía un déficit y, por sus características familiares, sabíamos que posiblemente no crecería mucho más. Para ayudarle, decidimos que jugara con chicos uno o dos años mayores en el Cadete A. Queríamos que sufriera ese cambio físico cuanto antes, para que se adaptara más rápido y tuviera más recompensas en el futuro”. El proceso no fue fácil, pero dio frutos: “Los primeros meses le costó, pero cuando llegó Navidad, era otro jugador. Esa experiencia le ayudó a fichar por un club de élite en Barcelona y ahora está recogiendo los frutos en la selección de Canadá”, concluye Rivero.

Después de su paso por Marcet, Andre tuvo que superar obstáculos administrativos antes de poder fichar por un equipo. “Hice pruebas en varios clubes, pero por el tema de los papeles no podía firmar. Entonces, el CF Damm me ofreció quedarme con ellos. Es uno de los mejores clubes formativos en Cataluña, así que acepté y me di cuenta de que fue la mejor decisión”, comenta. Desde su llegada, ha experimentado un crecimiento constante: “Mejoro cada día. Las instalaciones son de primer nivel y los jugadores tienen un nivel muy alto. Es un ambiente muy profesional”.

Su buen rendimiento en Cataluña no pasó desapercibido para la Selección de Canadá. “Estaba jugando muy bien en mi club y en la selección regional de Cataluña, así que comenzaron a fijarse en mí. Contactaron con mi agente y de ahí fui convocado para la Sub-15 de Concacaf”. Representar a su país es un orgullo que no toma a la ligera: “Jugar para Canadá significa todo para mí. Es donde crecí, donde está mi familia. No hay mejor sensación que hacer algo grande por tu país”. Ahora, su objetivo es disputar el Mundial Sub-17 y dejar su huella en la selección.

Pero sus sueños van más allá. “Mi meta es firmar un contrato profesional con un gran equipo cuando tenga 18 años, seguir representando a mi país y, ojalá, ayudar a Canadá a ganar un Mundial”. Sus aspiraciones son altas, pero sabe que la clave está en la constancia: “No hay atajos. Trabajo duro cada día, intento mejorar en todos los aspectos y doy lo mejor de mí en cada entrenamiento y partido”.