Que el fútbol no te impida estudiar (y viceversa)
{mb_sdlf_jugador_SDLF-jugador_frase-destacada}Conseguir un equilibrio entre formación deportiva y formación académica es clave para los jóvenes futbolistas
Tuvo que dejar a sus amigos, su familia y su país para seguir su sueño. Y no lo dudó ni un segundo. Krishna quería convertirse en futbolista profesional y decidió que Barcelona era el mejor sitio para lograrlo. El fútbol era su prioridad. Pero no la de sus padres, preocupados por las repercusiones que su carrera deportiva podía tener a nivel académico. ¿Dónde seguiría estudiando? ¿En qué idioma? ¿Con qué resultados?
“Mis padres no me forzaron, me dejaron libre de elegir”, recuerda Krishna Chaudhary, portero de 18 años procedente de Dehradun, capital del estado de Uttarakhand, en el norte de la India. “Les pareció bien que quisiera formar parte de la Academia de Alto Rendimiento Marcet, pero también querían que acabara los estudios de 2º de Bachillerato. Sabían que en Barcelona podía seguir estudiando, pero estaban preocupados por el tema del idioma”.
Krishna domina el hindi y el inglés, además de defenderse con el dialecto de su región. “Cada indio crece aprendiendo al menos tres o cuatro idiomas”, explica Suprio Bose, director de la Oficina Exterior de Comercio e Inversiones de Cataluña en Mumbai: “En el país se hablan casi 30 lenguas oficiales y 400 dialectos. Por eso, los indios están preparados mejor que nadie para aprender nuevos idiomas y cuando llegan a España no suelen tener problemas para sumar uno más”.
Pero Krishna tuvo que enfrentarse a un problema añadido: el tiempo jugaba en su contra. El portero indio llegó a Barcelona el pasado otoño, cuando el curso académico ya estaba en marcha. “Se incorporó al 2º de Bachillerato tres semanas antes de las vacaciones de Navidad, cuando faltaban muy pocos días para los exámenes”, recuerda Mercedes Sánchez Casco, tutora de Krishna en el Colegio Cardenal Spínola. “Por eso decidimos que en el primer trimestre no podíamos evaluarle y le comentamos que lo prioritario era que aprendiera español”.
Al llegar en diciembre, Krishna tampoco pudo entrar en la llamada ‘aula de acogida’ del colegio, una clase especial que en las primeras semanas del curso reúne a todos los alumnos que no hablan español para que avancen rápidamente con el idioma. Pese a eso, el portero demostró desde el primer momento sus ganas de aprender. Tanto que su tutora le califica de “alumno ideal”. Según Sánchez, Krishna se ha adaptado “muy bien” en el grupo y es un estudiante “voluntarioso”, “extremadamente educado” y con “muchísima capacidad”. Si en un primer momento los profesores veían “prácticamente imposible” que se sacara el Bachillerato este año, su gran compromiso con los estudios está cambiando las cosas. “Ahora queremos ver los resultados del segundo trimestre, porque se está presentando a todos los exámenes y está haciendo todo lo posible para conseguir su objetivo”.
“Responsable” e “implicado”
“Krishna se ha esforzado un montón y quiere ver una recompensa”, señala Marta Piera, pedagoga de la Fundación Marcet. “El colegio le dio la opción de poder aprobar el Bachillerato en dos años, pero él tiene la firme intención de sacárselo este año y está convencido de que puede conseguirlo. No ha titubeado, como harían otros. Cree en él mismo y quiere jugar sus cartas. Es verdad que la barrera idiomática es importante, porque sólo lleva pocas semanas en España. Pero es un chico puntual, responsable e implicado, y eso juega a su favor”.
Desde el Departamento Académico de la Fundación Marcet explican que Krishna también podía haber escogido otras opciones de estudio, como el grado medio, la escuela ‘online’ o un curso de español para obtener un certificado que acreditara sus competencias lingüísticas. Ésta es una opción muy común entre los alumnos que se quedan en Barcelona menos de un año. Pero Krishna eligió el Bachillerato: “En otoño ya había cursado dos meses y medio en la India y no quería perder un año. La homologación de títulos entre un país y otro no es ningún problema, así que decidí intentarlo. Si no me salen bien las cosas, siempre tengo la opción del ‘Open Board’ en mi país, que me permitiría aprobar el Bachillerato con un examen especial. De todas formas, estoy convencido de que todo me irá bien aquí en España”.
Distintas opciones
Krishna también descartó otra opción muy en boga entre los alumnos procedentes de países anglohablantes: la escuela americana. Los indios suelen preferir este tipo de formación, porque muchos de ellos ya siguen ese modelo académico en su país, o simplemente porque ya saben inglés. Como Madhav Jha, lateral izquierdo que llegó a Barcelona poco antes de Krishna. Los dos comparten equipo, pero no colegio.
“Marcet nos ofreció varias opciones y la escuela americana nos pareció la mejor”, comenta Smita Jha, madre del jugador. “Como padres estábamos preocupados por su educación en España. Queríamos que siguiera avanzando en los estudios y que hubiera un equilibrio entre formación deportiva y formación académica. De hecho ésta fue una de las razones por las cuales elegimos a Marcet. Hablamos con otras academias de fútbol en España, Alemania y otros países, pero ninguna otra tenía este gran abanico de opciones”.
La madre de Madhav también valora positivamente el sistema de sanciones implementado por Marcet con el objetivo de que sus jugadores no se centren sólo en el fútbol, sino también en los estudios. “Se está haciendo un buen trabajo, realmente hay un seguimiento de los chicos. Si no acuden al colegio o entran con retraso se les castiga dejándoles sin entrenamiento. Esto funciona muy bien, porque el fútbol es lo que más les interesa y me parece genial utilizarlo para que los alumnos se impliquen también en lo académico”.
“Yo nunca he sido sancionado”, dice Krishna, acostumbrado a un sistema educativo mucho más estricto que el español. “La forma de enseñar es muy distinta. Aquí los profesores son amigables, pero en la India son muy duros. Cuando entran en el aula, todo el mundo tiene que callar. Si alguien habla, hasta pueden pegarle. En España te sientes más libre de hablar con tus compañeros y con el propio profesor. Si alguien llega tarde al colegio, aquí le sancionan con un día sin entrenamientos. En la India ni le dejarían entrar en la escuela”.