Una zurda de oro
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Júlia Pastor Lázaro se prepara para su máximo reto: brillar en el FC Barcelona y representar a España en el alto nivel internacional.
Cuando se habla con Júlia Pastor Lázaro, se percibe la presencia de una futbolista con una madurez más allá de sus años. La pasión que irradia es la misma que la impulsa a esforzarse en cada entrenamiento. “Soy central zurda, tengo buena potencia de chute, y otra de mis fortalezas son los pases en diagonal de central a extremo al espacio. Además soy rápida y tengo cuerpo, eso me ayuda con los balones a la espalda y los 1 vs 1”, asegura con confianza, quien encuentra su inspiración en María León, la defensora del primer equipo del Barça. No obstante, Júlia reflexiona y describe lo que le incomoda de su posición: “Odio la presión que tengo en cada partido; si fallo, hay muchas posibilidades de que sea gol en contra”.
En sus inicios en el fútbol, Júlia era la única chica en los campus de verano. “De Marcet recuerdo poco ya que era muy pequeña, pero siempre me acuerdo que era la única chica de todo el club y la más joven. Me tuvieron que poner con un equipo de chicos más grandes. Antes no me hacía mucha gracia, pero ahora es como una anécdota”, recuerda. Esa experiencia temprana forjó su carácter y habilidades. “Yo creo que en Marcet he aprendido varias cosas tanto dentro del campo como fuera. Dentro, los controles, los pases, los chutes… etc. Y fuera, sobre todo el orden y la responsabilidad, pero aparte de eso, también el esfuerzo y la constancia”, afirma la futbolista.


Después de su etapa en Marcet, Júlia continuó su desarrollo en el Cornellà, jugando en equipos masculinos. “Ya era un poco más mayor y me costó menos adaptarme al equipo, aun así no fue fácil. Por suerte, pasé toda la etapa del masculino con los mismos niños y cogí confianza más rápido. Como ya había pasado por el Marcet, ya tenía experiencia en el fútbol y sabía hacer algunas cosas, pero sin duda jugar con chicos fue lo que más me ayudó a tener nivel de sobras al pasar al femenino”, comparte Pastor.
Tras su paso por el Cornellà, Júlia dio el salto al FC Barcelona, una experiencia que resultó ser un desafío significativo. “Cuando el Barça se fijó en mí, yo ya había pasado al equipo de chicas del Cornellà, e iba bastante más avanzada que las demás”, recuerda Pastor. Sin embargo, su estancia en el club azulgrana fue breve y complicada. “Estuve medio año ya que justo ocurrió la pandemia. No fue de mis mejores temporadas, el escudo me pesaba mucho y tenía mucha presión encima, quería hacerlo todo perfecto”. Esta presión la llevó a tomar una decisión crucial: “Me fui al Espanyol, donde todo fue más familiar y tranquilo. Creo que ha sido el mejor paso que he dado por mucho que en ese momento doliera”.

El paso por el Espanyol resultó ser un punto de inflexión en la carrera de Júlia. “He estado tres años en el club, pero el último me hizo destacar. Gané todos los torneos, fue mi primera convocatoria con la selección catalana y española, y lo mejor de todo fue que el Barça me volvió a llamar”, recuerda con entusiasmo. El momento decisivo llegó durante un torneo en Salou, donde su actuación destacada no pasó desapercibida. “Estábamos en el torneo en el cual habíamos ganado por un gol mío en los cuartos, que nos hizo pasar a las semifinales; otro en las semifinales, que nos hizo pasar a la final; y por último metí el gol de la victoria en la final”. Fue en la entrega de premios, tras ser nombrada MVP de su categoría, cuando el coordinador del Barça se acercó a su padre para hablar sobre su futuro. “Allí supe que volvería al club”, recuerda Júlia, marcando así el inicio de una nueva etapa en su carrera futbolística.

Júlia ha tenido la oportunidad de representar a España en categorías juveniles. “Jugar en la selección española es un orgullo y una ilusión ya que estás en lo máximo y estás representando a todas las chicas de España. La primera vez tienes mucha presión y quieres hacerlo todo bien, pero lo hagas bien o mal, el staff ya te ha visto jugar más partidos o torneos y sabe perfectamente tu nivel y lo que puedes dar”, comparte Pastor.
Júlia, a pesar de su juventud, encarna la determinación en su búsqueda de desarrollo y logros. Su dedicación y constancia son evidentes, enfrentando desafíos con valentía diariamente. Con un alto nivel técnico, su compromiso y sed de aprendizaje la han impulsado hacia el fútbol de élite. “Tengo varios objetivos, pero mis dos preferencias son ganar el Balón de Oro y ganar un Mundial. Eso aún está bastante lejos, pero creo que en base al esfuerzo y el trabajo puedo lograrlo. Y pase lo que pase, no me voy a rendir”, afirma con ambición. Con esta mentalidad distintiva, los éxitos están asegurados para ella.