No hay mal que por bien no venga

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Las dificultades que cada futbolista encuentra en su camino son en realidad oportunidades para progresar.

El recorrido que hay que emprender para llegar al fútbol profesional no es un camino de rosas. Problemas de adaptación, suplencias inesperadas, lesiones graves, obstáculos administrativos… Cada jugador encuentra a lo largo de su carrera distintos escollos que tiene que superar si quiere llegar a la cumbre.

Entre los más de 150 alumnos de la Academia de Alto Rendimiento Marcet no hay nadie que no haya tenido que enfrentarse a dificultades de algún tipo. Por ejemplo, Oraz Atayev, que llegó en 2015 desde Turkmenistán sin saber una palabra de español: “Al principio, en el primer trimestre, no quería estudiar. Después me cayó una bronca por parte de mi familia y me puse a aprender el idioma. En tres o cuatro meses todo empezó a funcionar mejor“.

Otros, como Hugo Romero, han tenido que lidiar con una estatura por debajo de la media y han sabido compensar esta desventaja con otras cualidades. Además, casi todos los futbolistas han tenido que sentarse en el banquillo en algún momento de sus carreras. Es el caso de Gerard Espinalt, que acaba de entrar en el Marcet A tras recuperarse de una lesión y acata su nuevo papel como cualquier profesional lo haría.

El vídeo que encabeza esta página da cuenta de las historias personales de estos tres jugadores y de cómo han sabido sobreponerse a dificultades distintas en aras de su evolución deportiva. En el fútbol como en la vida, no hay mal que por bien no venga. Un refrán que siempre acierta si los problemas se afrontan con la actitud correcta.

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