Una vocación incondicional
{mb_sdlf_jugador_SDLF-jugador_frase-destacada}Sebastián Galles no consiguió llegar a lo más alto como defensa, pero sí como técnico tras su fichaje por el Club Universidad de Chile.
Su familia nunca fue muy futbolera, pero Sebastián siempre tuvo las ideas claras: quería dedicar su vida a su deporte favorito. Esa vocación, que le acompañó desde muy pequeño, le hizo cruzar el charco y llegar a Europa para buscar su sitio en el mundo del fútbol profesional. Antes, como jugador. Después, como entrenador. Un periplo que al cabo de unos años le devolvería a América del Sur como técnico en una de las mayores canteras de la región.
Sebastián Galles es de la provincia de San Luis, en el centro de Argentina. Su pasión por el fútbol y la posibilidad de entrar en las categorías inferiores del Club Atlético Newell’s Old Boys le llevó pronto a Rosario, donde se quedó durante un año antes de llegar a España. Aterrizó en Marcet gracias a una beca, y en cuestión de meses llamó la atención de varios equipos internacionales.
“En Barcelona jugábamos varios partidos con equipos de otros países, que venían sobre todo para hacer la pretemporada”, recuerda el defensa argentino. “Uno de ellos fue el FC Baulmes, que me dio la oportunidad de poder jugar en la Segunda División suiza durante una temporada y media. Fue una bonita experiencia, que me sirvió sobre todo para madurar. En Suiza entendí que el fútbol no se acaba dentro del campo. También hay muchas cosas que aprender fuera del terreno de juego”.
“llega un momento en el que te das cuenta de que no puedes llegar a vivir del fútbol como jugador, pero sí como entrenador”
Cuando volvió a Barcelona, Sebastián siguió compitiendo en Primera Catalana, pero también empezó a sumar experiencias como entrenador. “Vine a España como jugador, pero desde el comienzo me interesó trabajar en la vertiente formativa del fútbol. Pronto se me dio la oportunidad de ayudar a llevar a un equipo de Cadetes y durante mi estancia en Marcet pude sacarme los títulos necesarios para trabajar como técnico”.
“Llega un momento en el que te das cuenta de que a lo mejor no puedes llegar a vivir del fútbol como jugador, pero sí como entrenador. Al fin y al cabo este deporte no lo hacen solamente las 11 personas que salen al campo. Detrás de ellos hay muchísima gente: ojeadores, analistas, preparadores físicos, psicólogos deportivos… Yo me di cuenta de que podía tener futuro como entrenador”.
Con el tiempo Sebastián se convirtió en uno de los técnico fijos en Marcet, tanto durante los cursos intensivos como en la Academia de Alto Rendimiento. Hasta que le llegó una oferta irrechazable desde el otro hemisferio. El Club Universidad de Chile, equipo histórico de la Primera División del país latinoamericano, quería incorporarle a su cuerpo técnico.
“Tuve que tomar esta oportunidad”, explica el defensa argentino. “Me presentaron una buena propuesta y básicamente decidí ir allí y jugármela. Es un poco complicado por el tema familiar, porque tengo a un niño que acaba de nacer. Pero aún más complicado habría sido rechazar la oferta, porque cuando no consigues llegar como jugador quieres llegar a lo más alto de otra manera”.
Sebastián ve esta experiencia como un “lindo desafío”. Una experiencia nueva que ha de encararse con el espíritu de siempre. “El secreto”, dice el técnico argentino, “es seguir siendo la misma persona. Al fin y al cabo trataré a los jugadores con los que me toque estar de la misma forma en la que he tratado a los jugadores que han estado conmigo en Marcet durante estos años. Veré el fútbol desde otro punto de vista, en un contexto distinto. Pero seguiré siendo el mismo. Siempre intentaré crecer y buscar la evolución de los jugadores que tenga a mi cargo, para que puedan progresar y estar en el más alto nivel. Sin olvidarme de que yo también tengo aún muchísimo que aprender“.