‘Aprendí a pensar rápido’
{mb_sdlf_jugador_SDLF-jugador_frase-destacada}Sergey Mikhailov ficha por el Anzhi tras dos años en Marcet, a donde acudió para ‘aprender a jugar como un fubolista europeo’.
En junio de este año Sergey Mikhailov acabó su trayectoria en la Academia de Alto Rendimiento Marcet. Al terminar su segundo año en Barcelona, el FK Anzhí Majachkalá llamó a su puerta. El club de la Premier League rusa buscaba un lateral derecho para su equipo Sub-21. Una oportunidad que Sergey no podía rechazar.
El Anzhi es un club joven, pero son muchas las estrellas que han vestido su camiseta amarilla. Fundado en 1991, su nombre empezó a sonar en todo el mundo a partir de 2011, cuando el multimillonario Suleiman Kerimov se hizo con las riendas de la entidad y empezó a fichar a jugadores de la talla de Roberto Carlos y Samuel Eto’o, y a entrenadores como Guus Hiddink.
“Es un honor jugar en un equipo de este nivel”, afirma Sergey, que con su nuevo club está disputando la UEFA Youth League, el torneo juvenil internacional para clubes más prestigioso del mundo. “Estamos viajando muchísimo”, explica el lateral, indiscutible en el 11 titular del equipo ruso, cuya sede se encuentra en Daguestán.
Sergey empezó a jugar de pequeño en el equipo de Ulán Udé, la ciudad que le vio nacer. “Conocí a Marcet por unos amigos. Decidí emprender su mismo camino y formarme en Barcelona con el objetivo de progresar y aprender a jugar como un futbolista europeo”, recuerda el defensa ruso, cuya ficha está valorada en 25.000€ según la web especializada Transfermarkt.
Sergey empezó a acudir a Marcet en 2014, en unos intensivos de verano. Como ocurre a menudo, estos cursos le sirvieron como puerta de entrada a la Academia de Alto Rendimiento, donde permaneció durante dos temporadas. “Con Marcet me pude enfrentar a rivales como Atlético de Madrid, Sevilla, Villarreal, Osasuna…”, cuenta el lateral. En esa etapa también participó en unas giras por Madrid, Portugal y Francia. Allí empezó a entender que para ser futbolista hay que viajar, y mucho.
“En Marcet casi todos los días tenía dos entrenamientos, lo que me hizo progresar mucho. Comencé a tomar las decisiones correctas, a jugar y pensar más rápido. Eso hizo que volviera a Rusia como un futbolista mejor de lo que era”, explica Sergey. Al joven defensa no le faltan objetivos ambiciosos a corto plazo: “Acabo de empezar en el Sub-21 del Anzhi, pero este invierno quiero llegar al primer equipo. Y también a la Selección rusa“.